Duelo europeo entre Holanda, o como muchos la llaman ya Países Bajos, y Eslovaquia, más conocida por "mamma mía", tras su gran actuación contra los ex-campeones del mundo (Italia, para los infieles). Paseo sufrido en los últimos instantes para la naranja mecánica (Holanda) que certifica así su viaje a cuartos de final, donde esperará al vencedor del partido entre Brasil y Chile.
Gran partido el de Robben, recuperado ya de su lesión, se convierte en el referente del ataque holandés y logra así ascender al puesto de GRAN jugador, dejando atrás el de FRÁGIL personaje. Nada se escapó al guión de lo esperado y muy pocas cosas ocurrieron que no esperaramos ya, sin embargo... el partido nos dejó detalles, dignos de explicación.
Un partido fácil a priori para los holandeses, que llegaban con la tranquilidad de un buque insignia recién atracado en el puerto. Robben volvía para dejar claro que este es su mundial (aunque le quedan dos más, siguiendo los pasos de Cuauthemoc), y que hoy empieza a disfrutarlo. Arjen empezó con ganas y Sneijder, amigo del delantero, lo sabía antes de saltar al campo y tras escuchar atentamente las palabras de su compañero: "Mirame por la banda, que hoy estoy que me salgo". No encontró mejor momento para hacerle correr, enviándole un pase de cuarenta metros, para la demostración de velocidad del recién llegado Robben. Controló el balón, levantó la cabeza, estudió la situación defensiva del rival, y decidió recortar hacia dentro cuando todos esperaban su desmarque por la banda. Tras el engaño cruel para las cinturas eslovacas, colocó el balón en la zona derecha de la portería de Mucha, que poco pudo hacer sino dar la bienvenida al recuperado astro naranja.
Primer gol del encuentro, Holanda respiraba y Eslovaquia seguía pensando en la forma de llegar hasta la portería contraria. En varias ocasiones lo intentaron, pero inocentemente volvían a su campo para tapar los huecos que un inspirado Robben y un renacido Van Persie iban encontrando a su paso. Los Países Bajos se hicieron con el control total del partido, de tal forma que ya no solo avisaban de lo que se avecinaba por mediación de los invitados a la fiesta, sino que además, se colaba un nuevo visitante llamado Mathijsen, que salía desde la defensa holandesa para golpear violentamente la cara de Mucha con un jabulani servido por Robben. Eslovaquia no podía pasarlo peor... además de organizar la fiesta, poner la cara para recibir el golpe e invitar a todos los jugadores desaparecidos de Holanda, tenía que marcharse y dejar los cuartos para los nuevos inquilinos.
Holanda se gustaba y empezaba a borrar de la mente todo atisbo de recuerdo sobre aquel equipo que daba miedo por su juego, pero que tranquilizaba a los rivales al perder todos sus partidos. Esta vez Holanda es más seria y ha dejado claro que sabe jugar y además ganando.
El final del primer tiempo dio un merecido descanso a ambas selecciones. A los holandeses, por el buen juego y despliegue físico que nos regalaron. Y a los eslovacos, porque de lo contrario se verían obligados a abandonar el partido por alevosía del contrario.
La segunda parte trajo un renovado espíritu eslovaco, que empezó a sacudirse el "embobamiento" producido por el control táctico al que le había sometido Holanda. Iniciaron los sustos, los sobresaltos, los enfados y las rabietas, y de repente, la falta de respiración al ver como Vittek, totalmente solo delante de Stekelenburg, portero holandés, enviaba fuera un balón que bien podía haber significado el empate y posible lucha por los cuartos de final.
Con el susto aún en el cuerpo, la adrenalina se disparó, y con ella, Sneijder trajo a Holanda el gol de la tranquilidad. Kuyt se inventó un autopase con la cabeza que dejó a Mucha pensando en la situación como algo pasajero, que pronto iba a terminar y que no tendría que sufrir durante mucho más tiempo... casi el tiempo que iba a tardar Kuyt en servir ese control a su compañero Sneijder para que empujara a la portería lo que se convertiría en el segundo gol holandés y clasificación casi segura (en el minuto 84) a los cuartos de final. Cabe decir también, en referencia a la imagen seleccionada para inmortalizar este momento, la estrecha relación entre los dos compañeros que compartieron cartel en "LOS GOONIES", con la famosa frase del monstruo sin cejas: "Slot quiere a Gordy", que en el día de hoy se asociaron para acabar con las aspiraciones eslovacas.
Poco más se vio en el partido, a parte de un penalti señalado por nuestro querido Undiano (árbitro español), que a pesar de sus detractores, esta vez obró correctamente. El gol de la honra eslovaca lo convirtió Vittek, quizá para resarcirse del error anterior, o quizá para certificar que se despide una selección que después de vencer a Italia, puede vivir el resto de los años con la cabeza bien alta.
Se llega así al final del encuentro, Holanda festeja su clasificación y reza para que esta noche, Chile acabe con los sueños canarinhos, para tener un final feliz.
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