Grupo E

Después del descanso merecidamente obtenido ayer, hoy toca jornada intensiva. Vamos ya con el grupo E, que personalmente es un grupo que me llama la atención, y no precisamente por la rivalidad o la competitividad, sino más bien por la presencia de los holandeses. La verdad es que siempre he tenido debilidad por esta selección, a pesar de que lleven ya mucho tiempo sin dar lo que se espera de ellos, al iniciar las competiciones, siempre imponen el respeto que se merecen... lástima que luego se vayan desinflando.

Grupo E:

Este año parecen más fuertes que nunca. Fueron los primeros en conseguir la clasificación matemática y prácticamente arrasaron en los primeros ocho partidos. Nunca parten como favoritos, y sin embargo siempre se les tiene en cuenta.

Por otro lado, los ingleses se llevarán las cámaras hiperbáricas, Corea del Sur contará con máscaras de oxígeno, y en el caso de Holanda, inyectarán sangre de carnero en la espalda de su puñal más afilado, Robben. Y vosotros os preguntaréis: ¿Para qué? Pues por la misma razón que se inyecta Carmen de Mairena silicona en los labios... porque hay que hacer algo, y dicen que eso va bien.

Para zanjar el tema de holanda, tenemos al técnico, Bert Van Marwijk, un jugador mediocre con un mejor futuro como entrenador. Aunque, teniendo en cuenta la existencia de LA ROJA, se me antoja muy alto el objetivo de su segundo (Frank De Boer), que no es otro que el de ser campeones del mundo.

Tras una buena fase de clasificación, los daneses llegan por cuarta vez a un mundial. Dejando atrás la decepcionante ausencia en el de Alemania 2006, vuelven a codearse con los grandes, con la intención de llegar al menos a los cuartos de final, fase en la que han sido eliminados en anteriores campeonatos.

El mayor peligro de esta selección es la falta de presión que tiene Morten Olsen, que lleva al cargo 10 años, y según el contrato firmado, tiene la intención de continuar dos años más.

El mundial para Japón lo juegan dos equipos, ellos mismos y la selección de Corea del Sur. Ambos se juegan el prestigio asiático y son, actualmente, los dos conjuntos más solidos del continente. Sin embargo, por la parte que le toca a los japoneses, han apuntado muy alto, y tienen fe en conseguir una plaza en la semifinal, tarea bastante difícil teniendo en cuenta las altas posibilidades de que tengan que eliminar a Italia en octavos y a España en cuartos.

Pero para los japoneses, no todo el mundial se juega en el campo, y han decidido empezar intimidando incluso a su llegada a los estadios. Por eso mismo, la indumentaria de los jugadores será, cuanto menos cara (de unos 3.000 euros), y cuanto más elegante, cual alma errante cabalgando por las mesas de juego de un casino con un martini seco "no" agitado entre sus manos, o al más puro estilo alfombra roja de los oscar de Hollywood.

Para terminar, su entrenador: Takeshi Okada, que salvando su gran parecido con el comentarista del afamado "Humor Amarillo", y no solo hablo por su nombre, ha conseguido meter a Japón en el mundial de sudáfrica, y lo que es peor, le ha metido a los japoneses en la cabeza, la posibilidad de llegar a semifinales.

Parece que este equipo ha dejado de ser Eto'o y unos amigos para convertirse en una verdadera selección. Siempre fue un hueso duro, pero ahora además se ha hecho peligrosa. Llegan sin alzar la voz, y no quieren llamar la atención, pero pueden ser una de las sorpresas de este mundial.

Dejando a un lado la "machada" de Eto'o afirmando que no necesita ir al mundial para contestar las críticas de Roger Milla, hablamos del técnico Paul LeGuen, cuyo contrato termina al finalizar el mundial y cuyo palmarés no dice mucho del mismo. Eso sí, rentabilidad si que tiene: tres años en el Lyon, donde consiguió tres ligas y tres copas.