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domingo, 4 de julio de 2010

Argentina 0 - 4 Alemania

El Dios Argentino pisó el Cape Town Stadium con la lógica aplastante de tocar el terreno de juego para convertirlo en oro, es decir , en un billete de avión hacia Durban, sede oficial de las semifinales del mundial. El todopoderoso Diego Armando tenía tanta "fe" en sí mismo que olvidó un ligero detalle: En el campo contrario de los iluminados, se encontraba el orden, la fuerza, la potencia y la velocidad del reino de lo carnal. Los alemanes pertenecían a este mundo y no era etéreos, y por eso mismo, fueron los encargados de cortar el aire que impulsaba a los pupilos de Maradona para devolverlos a la Tierra, y conseguir por fin que la prepotencia tuviera su justo castigo. Tras el pitido final del partido, el humillante resultado se materializó. Así, la albiceleste acabó borrando con lágrimas lo que había creado con ilusión.



El partido prometía un enfrentamiento épico entre dos potencias mundiales, futbolísticamente hablando, como lo eran Argentina y Alemania. Nada más iniciar el encuentro, en el minuto tres, Muller cabeceó un saque de falta de Schweinsteiger, al que respondió el guardameta argentino, Romero, que incomprensiblemente la acompañó al fondo de las mallas con un cariño impropio del defensor de su propia portería.

El primer tanto subía al marcador y la tensión argentina aumentaba potencialmente. Sin embargo, encomendarse a Messi contra los germanos no era suficiente y la albiceleste se estrellaba una y otra vez contra el orden personificado en la defensa alemana. El juego argentino no encontraba las ideas y por primera vez en el mundial se le demostró la cruda realidad de presentarse ante los grandes sin un centro del campo de garantías, y es que la calidad de Mascherano no permite una salida clara del balón y la falta de ritmo de Verón no permite que el jugador aguante todo el partido. Demasiada presión para Messi, que conocedor de la dirección de todas las miradas argentinas, intenta hacer lo posible para eclipsar la ausencia de organización del juego albiceleste.

La primera parte terminó, por suerte para Maradona, que veía atónito como el potencial atacante de su equipo se reducía a un inocente disparo de Higuaín que atajaba Neuer sin problemas, dejando a un lado las internadas de Di María, que a falta de las genialidades de Messi, se convirtió en el jugador más vertical del conjunto argentino.

Alemania, por su parte, sacaba rentabilidad del primer tanto, que incluso llegando con peligro a la portería de Romero, seguía manteniendo el orden defensivo contra lo que poco podía hacer el conjunto de "Dios".

La segunda parte del partido demostró el poder de convicción que tiene Diego Armando sobre sus jugadores, y es que comenzaron los argentinos llegando a la portería contraria con nuevas internadas de Di María y con un nuevo disparo de Higuaín. Puede que el "Pelusa" tenga una ligera ausencia de disposición táctica, pero siempre tendrá el poder de motivación con sus pupilos.

Aún así, justo cuando la albiceleste se acercaba al gol, llegó Klose que veía inteligentemente como los argentinos protestaban una falta mientras el balón llegaba a los pies de Podolski, que velozmente se planta ante Romero y acaba viendo la subida del alemán. El jabulani llega entonces a los pies de Klose que hunde las aspiraciones argentinas. El partido no estaba sentenciado aún, pero la superioridad germana se palpaba en el estadio y por mucha fe existente en Diego Armando, la empresa se hacía casi imposible.

Tras el segundo gol, y casi sin abrir los ojos, Schweinsteiger se buscó un hueco en el área argentina, avanzó, y sorprendentemente se encontró de bruces con un Higuaín en tareas defensivas. El germano se deshizo del delantero con un simple amago y cedió a Friedrich para que este acabara con las críticas gratuitas de Maradona y su inagotable fuente de menosprecio. Argentina sucumbía ante el poder alemán y se despedía del torneo en forma de fracaso.

Alemania, lejos de conformarse con la amplitud del castigo, apuntilló en el último minuto del partido, con un gran centro de Ozil (gran partido el del turco nacionalizado alemán), que recoge Klose, de nuevo sólo, para batir a un incomprendido Romero que poco podía hacer ante las embestidas germanas.

Con el silbato que decretaba el final del partido se llegaba al fracaso argentino y al éxtasis germano. Los de Maradona se bañaban en lágrimas mientras los alemanes se ahogaban entre gritos de victoria. Caía la otra favorita. Caía Argentina. Y el fútbol europeo se reivindicaba ante la superioridad aplastante de las selecciones sudamericanas en fases anteriores. Tan sólo Uruguay queda representando al continente. Partido interesante el que tendremos los españoles, que por suerte o por desgracia, tendremos a Alemania entre nosotros y la final.

2 comentarios:

  1. y españa cuánto ha quedado?

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  2. España ya ganó... está celebrando el mundial en el aeropuerto de Barajas.
    Pero eso ya lo escribo otro día ;)
    Ya estamos exigiendo ya... jejejeje. Ya viene el artículo.

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