La verdad, no es por criticar la película, ya que no me ha parecido tan mala como para no verla, pero como dije antes, Tony debería cambiar ya el chip y dejar los trenes en las vías, que es donde deben estar.
Lo primero que me llamó la atención de la película fué el principio (lógico, ¿no?) Un par de operarios que están trabajando con un tren que transporta mercancías, lo suficientemente peligrosas como para arrasar un pueblo entero, deciden cometer la negligencia del siglo. Es bastante inquietante ver como estos dos operarios se toman su trabajo tan a la ligera, hasta el punto de que el maquinista decide bajarse del tren para realizar el trabajo que debía realizar el otro... Digo yo que el gremio no se sentirá muy favorecido. No es de extrañar lo que ocurre al bajarse del tren.

Tan solo deciros que incluso sabiendo como va a terminar todo, el final es tan inesperado como ridículo...
En resumen, una película entretenida que aun llegando a aburrir en ciertos momentos, y de reafirmar la ridiculez de aquellos momentos en los que 007, nuestro querido James Bond, se lanzaba en caída libre para alcanzar un avión, acaba siendo lo que he dicho al principio, un thriller entretenido que pasará sin pena ni gloria, esperando el final de la saga ferroviaria de la mano de Tony Scott.
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